El autor se encuentra inmerso en su propio egocentrismo, considera impensable tratar de congeniar ideas que se vuelvan difusas al momento de confrontarlas con otras, alguien llega a la puerta, y toca, siente una pesadez al momento de levantarse, esta se agudiza a cada paso que realiza, siente inmenso el dolor que le provoca en su pecho, tanto humo despedido por tantas cajetillas de cigarro que fuma diariamente, su vida, se convierte en un tremendo génesis de oportunidades cuando ve la cara del pequeño niño que abre su puerta, el pequeño tiene una caja negra, se la entrega sin el mas mínimo respeto, y sale corriendo. El hombre cierra la puerta de un golpe, voltea hacia su mesa, la pone como un objeto extraño, la observa con detenimiento, se da cuenta que se esta obscureciendo, el ambiente lo asfixia, y se quita el abrigo que lo cubre, abre la caja y escucha el llanto de una mujer.