En la ciudad el aire circula en todas direcciones, sus sendas son inmensos mares de información, los edificios están constituidos por tristes plagas inútiles de hombres sin cabezas listos para poder ver la realidad onírica que hace mucho dejo existir, el ayer y el mañana son simples aberraciones del ser humano para poder salirse de si. Los héroes son una mentira, la información es una mentira, un ser omnipresente la maneja a su antojo, una inmensa columna posee en su punta un elemento inexistente que solo sirve para poder entender la extraña retención de fluidos que circulan por sus drenajes, hablar de la realidad es como hablar de los gatos muertos que apestan sus calles día a día. En esta ciudad realmente no hay calles, no hay muros, no hay edificios, solo una creencia los hace respirar: su propia existencia.