Me bajo del avión, estoy en uno de los aeropuertos más grandes del puto mundo. No tengo la más mínima idea que hacer después de esto, no puedo quitarme la cara de estupido que tanto me pesa. Salgo sin conocer a nadie y sin saber hacia donde me dirijo. Me pongo a caminar en línea recta hasta topar con un edificio, hasta que alguien me grite para que me quite de la calle. Camino como un perro perdido, con hambre, lleno de maletas. Sigo caminando hasta que oscurece, siento que alguien me grita algo pero no volteo, siento que la gente me ve raro, y solo bajo la mirada. Es tarde. Las calles se empiezan a vaciar. Parece que la gente se ha cansado de habitar la ciudad. Veo un letrero que dice hostal, pero me paso de largo, hoy no quiero hablar con nadie. Llego a un parque que se ve con pocas luces, me pongo en medio del follaje y tiro las maletas, saco un abrigo, y me duermo encima de estas.
El sol me despierta, saco una botella de agua, me levanto y vuelvo a caminar con mis maletas, recorro casi toda la ciudad tratando de mantener la línea recta, siento entumidos los brazos y dejo las maletas a mitad de la banqueta, alguien me dirige la palabra, no lo escucho y sigo caminando, solo quiero perderme.