Llego de noche y ella no esta, le doy vueltas a la cama y me pongo a pensar en que demonios esta ocurriendo en este momento; donde puede estar todo esto que no tengo definido y que me acosa día a día.
El amigo de ella se levanta, parece que va al baño, mi amigo le pregunta a ella algo con la mirada, parece que no le hace caso y sigue comiendo, el mesero nos pregunta con esa amabilidad tan sarcástica que si deseamos algo mas, yo muevo la cabeza tratando de decirle que no, el ni siquiera me ve. Me siento incomodo, me doy la vuelta y me voy, el mesero se me queda viendo, y me sigue, me sujeta del brazo.
Ella tiene los senos totalmente redondos, parece que es lo suficientemente pendeja como para no saber que demonios le puede ocurrir si continua, me molesta su situación, las luces del lugar hacen que no la pueda dejar de ver, el alcohol en mi cabeza hace que no me pueda mover de este lugar, volteo y alguien me esta apuntado con su dedo índice.
La veo de lejos, y parece que no me puede escuchar, le hablo y no quiere saber nada de mí, la toco y ella se da la vuelta, decido aventarla por la espalda, veo como cae y me voy, empiezo a escuchar sus pasos que me siguen lentamente.
Estamos en el suelo, siento el frió en mi espalda, ella esta completamente desnuda frente a mi, no la quiero escuchar, agarra mis manos y me las pone en sus senos, me dice que las apriete hasta que sangren.
Llego de noche y ella no esta, prendo la luz de la cocina, agarro el cuchillo mas grande que tengo, me saco el pene y lo pongo en la mesa, no se porque tengo una pintura de la ultima cena, me le quedo viendo y me aseguro que ninguno de ellos me este viendo, aprieto la mano derecha y siento como se estremece mi cuerpo al momento de cortarme mi miembro, veo un tanto sorprendido a Pedro el Apóstol.